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Woman jumping over abyss in fornt of sunset.

YO TENGO MIEDO ¿Y QUÉ?

Hay muchas creencias erróneas en relación al miedo, que nos han transmitido de generación en generación, tales como que “tener miedo es de cobardes”, que “el miedo es signo de debilidad”, que “tenemos que ser valientes”. Además, el que percibamos el tener miedo como un hecho desagradable hace que no queramos sentirlo y tampoco permitimos que lo sientan los demás. Decimos cosas como “no seas miedica hijo, cómo te va a dar miedo bajar por el tobogán”. Esto la convierte en una de las emociones que más tendemos a tapar. Nos han contado que el miedo es un problema, cuando simplemente es un indicador de que hay un problema. Vamos a conocerlo un poco más.

El miedo es una señal que indica una desproporción entre la magnitud de la amenaza a la que nos enfrentamos y los recursos que creemos que tenemos para afrontarla. Y este es el verdadero problema que hemos de solucionar. Alguien que percibe una amenaza de nivel 10 y valora sus recursos en 10 no va a tener miedo. Por eso, ante la misma situación unas personas tienen miedo y desencadenan el mecanismo del estrés y otras no. 

En el caso concreto del estrés, el negar que “tengo miedo” va a contribuir a retroalimentarlo ya que “el tener miedo a tener miedo” o el hecho de enfadarte por tener miedo y no sentirte capaz de afrontar determinada situación, se va a convertir en otra amenaza más para ti, que va a mantener la activación durante más tiempo.

Para regular nuestras emociones es necesario reconocerlas a través de las señales que te da el cuerpo, y después comprenderlas y positivizarlas para poder aceptarlas, (dicen que a lo que te resistes, persiste). Un paso importante para positivizarlas, es cambiar lo que tú te cuentas y la valoración que haces sobre la propia emoción. La respuesta interior que tienes al sentir miedo es importante porque va a atenuar o a aumentar el miedo original, pudiendo desencadenar en patologías como los ataques de pánico en los que el cuerpo termina activando la respuesta de forma generalizada y sin la existencia de una amenaza real.

Siempre decimos que el miedo, en su justa medida, nos va a ayudar a tomar consciencia de si tenemos o no esos recursos que necesitamos y, de no tenerlos, buscarlos. Quizá lo que estés necesitando tenga más que ver con mejorar tu autoestima, con ampliar tus conocimientos, con aprender a pedir ayuda o con ser más asertivo y empezar a expresar abiertamente lo que quieres y necesitas.

¿Cómo puedo gestionar mis miedos?

  1. A nivel cognitivo: Identificando cuáles son tus pensamientos en relación a tener miedo sobre la situación amenazante en sí y sobre los recursos que crees que tienes para afrontarla. Como ya has visto, identificar los pensamientos irracionales que te lleven a una anticipación negativa de las posibles consecuencias va a ser fundamental. Así como tener una buena autoestima. ¿Qué sueles pensar cuando algo te da miedo? ¿De qué forma y en qué medida esos pensamientos te ayudan conseguir tus objetivos? ¿Qué puedes cambiar? ¿Qué pensamientos te ayudarían a gestionarlo mejor?
  2. A nivel fisiológico: Identificando las sensaciones que aparecen cuando tienes miedo (taquicardia, nudo en el estómago, presión en el pecho) y todos los sentimientos que pueden surgir en torno a él como, por ejemplo, inseguridad, preocupación, impotencia, nerviosismo, angustia, desconfianza… etcétera. Esto nos va a permitir utilizar cuanto antes las herramientas para modificar esas respuestas, bajar su intensidad y regularlas antes de que se conviertan en distrés. ¿De qué manera sientes el miedo en tu cuerpo? ¿Qué te ayuda a gestionarlo? ¿Qué más puedes hacer?
  3. A nivel conductual: Identificando los comportamientos que tienes frente al miedo. Hay personas que tienden a evitar la situación, otros que se lanzan sin pensar en las consecuencias y sin analizar los recursos que tienen y otros que, para sentir seguridad, delegan la responsabilidad en otros para que les resuelvan la situación. ¿Cómo te comportas tú cuando algo te da miedo? ¿Cómo te querrías comportar? ¿Qué puedes cambiar? 

Lo sano es que aceptes y reconozcas que tienes miedo y valores qué recursos percibes que te están faltando. En el caso de que tengas alguna fobia que te limite en el día a día, estas recomendaciones te van a ayudar a que no retroalimentes el miedo, pero es importante que te pongas en manos de un profesional.

A día de hoy el Tapping es la técnica más eficaz que conozco para trabajar los miedos, te invito a leer el artículo del blog » La ciencia detrás del Tapping»

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